Hasta ahora en la mayoría de los casos las grandes plataformas de Cloud Computing se encargaban de hacer ese "trabajo sucio" de analizar los datos recolectados por los sensores y dispositivos IoT.
La eficiencia de este paradigma no es óptima en muchos casos en los que los propios nodos de la red pueden analizar esos datos para evitar ese paso por la nube.
Como indican en NetworkWorld, la llamada Edge Computing "permite que los datos producidos por los dispositivos de la internet de las cosas se procesen más cerca de donde se crearon en lugar de enviarlos a través de largas recorridos para que lleguen a centros de datos y nubes de computación".
Eso tiene una ventaja fundamental, ya que "permite a las organizaciones analizar los datos importantes casi en tiempo real, algo que es una necesidad patente en muchas industrias tales como la fabricación, la salud, las telecomunicaciones o la industria financiera".
Esa definición es precisamente la que explica esa nueva tendencia que hace que esos dispositivos y sensores situados por todas partes se ocupen no solo de recolectar esos datos para enviarlos a la nube, sino de procesarlos directamente. Las aplicaciones industriales en este ámbito son diversas, y ese planteamiento puede hacer que efectivamente la mejora en muchos procesos sea sensible.